Identidad

Text&Context se complace en presentar este texto inédito de Concha García. El mismo forma parte de un ciclo de conferencias desarrollado en diversas universidades americanas. En sucesivas entregas iremos dando noticia de este quehacer literario de nuestra colaboradora, la cual, para dar comienzo a esta serie, ha elegido esta breve intervención sobre un tema tan controvertido como es el de la identidad. Deseamos que tanto el presente texto como el motivo que lo sustenta susciten toda clase de comentarios u opiniones.

—Hace mucho tiempo que no me recuesto junto a nadie —me dice
y lo extraño es que evoco el gesto, no la persona. Ayer sentía que toda mi identidad reflectaba en alguien a quien apenas recuerdo. Lo que añoro es la perfecta simetría que idealizaba, empujada por el deseo, para salir del estado de carencia.

La identidad como ficción líquida.

Alegoría acerca de la identidad.

»Puedo estar todo el día viajando con la mente —me dice—; en un instante regreso y llego, transcurre un trayecto y me elevo sobre las montañas a la altura de las primeras nubes. Cuando era más joven  me gustaba vestirme como si fuese un hombre, pero eso no era más que la puesta en escena de algo externo,  puesto que pensaba que no  pensaba como un hombre. ¿Pensar como un hombre,  qué es? Tardes hubo en que mis zapatos de tacón y unas medias muy finas me definían pasando por la calle. Pero no pensaba como una mujer. No sé qué pensaba.  La ciudad me gustaba y la sentía mía, formaba parte de ella y con mi atuendo femenino  estaba «dentro».  Entonces sentía que eran  de «fuera» quienes hablaban otra lengua y sospechaba de algunos cuerpos. Atribuía al bigote de F. una especial contradicción, era como si no encajase en su cara. Veía extraña la manera de vestirse de V. y juzgaba infelices a quienes encontraba solos.

»La naturaleza provisional de cada una de las identidades con las que me sorprendía, a diferentes horas del día,  me hizo tomar partido por una elección supuestamente a largo plazo. Una apuesta de vida.

— ¿Y eso es lo que te hizo sentir que estabas todavía más «adentro»?

Sí, creía que la vida en pareja  aliviaba de la falla de esta estructura entre emocional y volátil. Los seres humanos tendemos a querer perpetuarnos y fantaseamos con otredades complementarias. Pobre de quien no lo haga así. La identidad se fragua en el aroma de un hogar y entre las sábanas de tu amante. Cuando llega el tiempo de la disolución el cotidiano paseo se convierte en una nueva manera de re-crearte —me dice sonriendo.

»La escritura también te convierte en heredera de otras identidades, o acaso, te introduce en la  fantasía de que eres una escritora. Formamos un lecho de certezas de ese orden y soplamos para que ardan las llamas y el fuego alumbre y caliente. Cuando éste se apaga las cenizas acaban integrándose en la naturaleza hasta que no son nada. Las conexiones que creías sólidas se desmoronan. Las redes que definían tu espacio afectivo, se hunden. Como dice Bauman: «La identidad entraña una lucha simultánea contra la disolución y la fragmentación; una intención de devorar, y, al mismo tiempo, una respuesta negativa a ser comido.» Forma parte del «caer» la escena del vuelo. De esa duración queremos recordar el resultado, pero lo que realmente importa es el impulso. Por ejemplo, ¿para qué tienen tantos hijos?  ¿Qué identidad van a transmitirles? No hay negocio, se acabó. Los países no existen. Son lugares de dolor y poder. Las rayas topográficas que los delimitan  son ficciones por las que se roba y asesina.

Cerebro escaneado

«Mi deseo de amar y ser amada se diluye en fracciones de tiempos.»

»Mi deseo de amar y ser amada se diluye en fracciones de tiempos.  «Acaso sea posible,  a veces», dijo Camus, desengañado de casi todo.  Sócrates andaba en la misma línea muchísimo antes: el amor es para engendrar y dar luz a la belleza. No se tiene tiempo. Antes, lo sagrado en algunas culturas daba paso a la identidad; en algunas tribus indias ésta se lograba después del Gran Sueño que establecía la relación especial con la vida. Que se sepa,  las mujeres no eran dignas de ser depositarias de identidad alguna. Lo sagrado no nos ha incumbido individualmente; todas éramos madres sagradas en potencia. Pero yo, a veces, soy un heterónimo pessoano que se toma una copa en la Rúa dos Douradores, apretada entre la gente que va de paso. Mi identidad se convierte en un instante de tiempo,  restándole importancia a la pregunta:  ¿Quién soy yo? La mente registra los momentos placenteros que se recuerdan, pero no atina a poner rostro a los cuerpos que los provocaron; entonces te apercibes de que realmente «no habías amado como crees que aman los otros, dando luz a la belleza». Identidad dando esquinazos. Saltando las vallas de los compromisos. Leyendo filosofía sobre la cama. Dejando en el poema una leve vibración de todo eso.

Sello dew la Universidad de Austin (Texas)

Logotipo de la Universidad de Austin (Texas)

Concha García

Octubre 2012. Universidad de Austin (Texas)

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