Text&Context se complace en presentar este texto inédito de Concha García. El mismo forma parte de un ciclo de conferencias desarrollado en diversas universidades americanas. En sucesivas entregas iremos dando noticia de este quehacer literario de nuestra colaboradora, la cual, para dar comienzo a esta serie, ha elegido esta breve intervención sobre un tema tan controvertido como es el de la identidad. Deseamos que tanto el presente texto como el motivo que lo sustenta susciten toda clase de comentarios u opiniones.
Todas las entradas de José Enrique Martínez Lapuente
Un amigo llamado Nunes
♥ La escena, que podría integrarse perfectamente en Noche de vino tinto (una de sus películas más emblemáticas; en verdad una película de culto) solía tener lugar de madrugada en un punto muy concreto de nuestro recorrido: el puente de Vallcarca. De vuelta ya hacia su domicilio y bajo los arcos de dicho puente, la conversación iniciada en el bar que Jorge Beaskoa tenía por entonces en el Paseo del Born —restaurante que acogía una tertulia mensual en la que, además del propio Beaskoa, participaban, entre otros, el pintor Manolo Fandos y el periodista Josep Maria Cadena— proseguía con uno de los temas más caros y recurrentes de la galería personal de Nunes: el de la conexión con la inteligencia.

José María Nunes, poco después de rodar «Res Publica».
Confieso que dicha expresión, al escucharla por vez primera, despertó en mí algo más que un recelo. El tono de la misma, así como su formulación un tanto petulante, evocaban o permitían abrigar una sombra de sospecha: Tal vez toda aquella retahíla de consideraciones y razonamientos de la más diversa procedencia no fuesen otra cosa que un delirio bien estructurado y con muchas posibilidades de largo alcance.
Una extensión sin límites
Tras La lejanía (Cuaderno de Montevideo), Concha García acaba de publicar, con la editorial sevillana La isla de Siltolá, esta segunda entrega de sus diarios. Text&Context quiere celebrar la aparición de este nuevo volumen mediante la inclusión de esta reseña (que ha servido para realizar su presentación en Barcelona) en nuestra sección Piedra de sueños.
♣

Portada de Los antiguos domicilios
Para Concha García la escritura es, ante todo, un poder transformador y evocador, a la par que un valor testimonial en alza. Un valor insustituible. Sobre todo en tiempos de oscuridad y derrota; años en que la palabra del escritor, y de modo muy particular la del poeta, es poco menos que papel mojado para las muy respetables instituciones consagradas por el poder de turno.
Al iniciar la publicación de sus diarios, la autora de Los antiguos domicilios reivindica y restaura el carácter esencial, palpitante de vida interior y expresividad formal, de un género no muy cultivado entre nosotros, para dar cuenta no sólo de una experiencia personal que se desarrolla al calor de los trabajos y los días de su quehacer poético, sino sobre todo y principalmente de la función reveladora de una mirada que despoja de coartadas y subterfugios la realidad que nos envuelve. Mirada crítica, ácida incluso, que desnuda el mundo de las apariencias para mostrarnos los contenidos latentes de verdades incómodas o situaciones crueles.
De la belleza y sus alrededores
Para Andrée Santoni, por los días compartidos en Córcega
♣
Étienne de Montety ha dicho de François Cheng que éste posee «la elocuencia de un sabio» y «el método de un moderno Sócrates». No seré yo quien le enmiende la plana al famoso crítico de Le Figaro littéraire, pues, en efecto, la obra de este escritor nacido en China, en la provincia de Shandong, y miembro de la Academia francesa, posee las notas esenciales que aúnan el rigor discursivo con la belleza propia de la persuasión más inteligente. Poeta, calígrafo, traductor al chino de la obra de Baudelaire, Rimbaud, René Char —entre otros grandes de la literatura francesa—, François Cheng es autor, asimismo, de notables ensayos acerca de la poesía y arte chinos. Su obra, ampliamente reconocida, ha merecido, entre otros, los prestigiosos premios Femina y André Malraux.
♥
Amarga píldora
Fue una ceremonia harto singular: el invitado, Juan Goytisolo, acudió a la cita del Premio Cervantes 2014 no vestido de pingüino, como mandan los cánones de la Academia, sino con una sencilla, a la par que elegante, chaqueta verde, corbata a juego con la misma y pantalón gris oscuro. Ese primer desplante debió de sentar muy mal a tanto «grande» de España allí reunido, porque tras un discurso bien medido y breve, maravillosamente directo, los aplausos de quienes decidieron cumplir con las más elementales normas de cortesía sonaron a hueco. No fue el único —ni el más destacado— «desaire» que propinó el escritor a la exquisita y distinguida audiencia allí reunida. Ya el título de su discurso, A la llana y sin rodeos, no auguraba concesión alguna ante tamaña concurrencia.
♣
Casi un apunte: Jordi Dauder
El presente texto fue publicado en su momento (Septiembre de 2011) por las revistas Sin Permiso y Trasversales, de Barcelona y Madrid, respectivamente. A Jordi Dauder tuve la suerte de conocerle en plena «transición democrática», durante unos años que fueron de profunda inestabilidad, pero que también forjaron un tiempo de grandes esperanzas. Esperanzas bien fundamentadas en el trabajo creativo y en el compromiso militante. Sirva, pues, su reproducción en La cuesta de Sísifo, como un recuerdo más y un homenaje a su memoria.
Vivir es mirar el sol frente a frente (Luis Cernuda)
Durante los primeros años de nuestra curiosa democracia, es decir, durante los primeros años de la tan publicitada «transición», y hasta el ascenso del PSOE al gobierno (que no al poder), la librería Leviatán, situada en la calle Santa Ana de Barcelona, cumplió un papel importante en la transmisión del pensamiento marxista revolucionario. Charlas, coloquios, presentaciones de libros y tertulias de toda índole, jalonaron una trayectoria que trascendía los estrechos límites de aquel espacio. Era conocida la filiación trotskista de sus integrantes, y, de hecho, esa isla de cultura y pensamiento militante era considerada en la ciudad como la vitrina de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR). Era, en algunos aspectos, un lugar que evocaba aquel otro que François Maspero había creado en París: La Joie de Lire. En efecto, comunistas de toda clase y condición e izquierdistas sin partido pasaron por aquel lugar, y, desde el encuentro fructífero o frustrado, la palabra de los marxistas que sí querían transformar de raíz esta sociedad se abría paso entre el oportunismo rampante de aquellas otras formaciones de carácter «socialista» que, abjurando del marxismo, lo reducían a la categoría de fetiche o mercancía averiada en trance de extinción. Pocas, muy pocas eran las figuras destacadas que se atrevían, con rigor científico y compromiso ético, a reivindicar durante esos años la vigencia del pensamiento marxista. Así, por ejemplo, recuerdo la intervención que Manuel Sacristán y Paco Fernández Buey realizaron en esa librería con motivo de la aparición del título dedicado a reproducir, íntegramente, los contenidos de la revista Comunismo, «órgano teórico de la Oposición Internacional en España». En ese volumen, editado por Fontamara en octubre de 1978, aparecían, entre otros, artículos y materiales muy elaborados de autores tales como Andrés Nin, Juan Andrade, Esteban Bilbao, León Trotsky, Alfonso Leonetti o André Malraux. Fue ésta una ocasión polémica, entre otras razones porque un histórico militante poumista, Jordi Arquer, tuvo la humorada de recordarnos, en el acogedor escenario de Leviatán, que «lo mejor del trotskismo es Trotsky… siendo, en cambio, lo peor de Trotsky, el trotskismo». Sigue leyendo
El año en que fui un personaje de ficción
Nuestra colaboradora, Lourdes Martínez, nos da a conocer, en esta crítica literaria para Text & Context, sus impresiones acerca de una extensa narración de Dolores Gassós: El año en que fui un personaje de ficción, novela editada por el sello Ushuaia. Dolores Gassós, nacida en Barbastro en 1952, es licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Navarra y ha desarrollado toda su vida laboral alrededor del mundo del libro.
♥
Suele decirse que la realidad supera a la ficción, pero en el caso del relato que nos propone Dolores Gassós intuyo que la ficción se queda a medio camino.
La protagonista, Laura Samitier, mujer madura, inteligente, atractiva e independiente en el plano económico, se aburre soberanamente en su matrimonio. Un inmenso bostezo anímico envuelve la existencia cómoda de la protagonista; ésta goza de una vida relajada, previsible. Vida de adosado con vistas al mar, en una urbanización de la costa catalana del Maresme llamada Montalmar, donde la cohesión del grupo vecinal integra a profesionales sobradamente preparados que han llegado al cénit del triunfo personal gracias al tesón y esfuerzo que han ido desarrollando con esmero, día a día, en sus trabajos. El hilo de la narración nos sitúa en un ambiente de «burguesitos» risueños y encantados de conocerse. Sigue leyendo
Cataluña, hora cero. De la Mancomunidad a la Consulta (1914-2014)
Para ti, David. Escrito en la mañana de tu aniversario.
Con el deseo de que tu tiempo por venir sea mucho mejor que el tiempo que ahora nos desvive
El «proceso» iniciado en Cataluña con la puesta en marcha del «derecho a decidir» entra ya en su recta final. Veremos qué nos depara el próximo futuro. Mientras tanto, os invito a leer este texto que muy pronto publicará Ediciones Carena, de Barcelona, junto a los de otros autores, bajo el título de Por el derecho a disentir. En este «proceso» ha faltado, y sigue faltando, más reflexión y pensamiento y menos sentimientos viscerales. Más sosiego. Es mucho lo que está en juego y no podemos perder todo aquello que ha costado largos decenios de lucha.
«[…] leo un artículo de Menéndez Pidal sobre los proyectos
de estatutos autonómicos. Su criterio es unitario e historicista.
Teme la dispersión. Argumenta con que Cataluña y Galicia
nunca han sido independientes. Cita, en el modo de las
revistas técnicas, lo que “ha notado A. Castro”.
Este A. es Américo. El artículo me parece embarullado,
porque no va a la raíz de la cuestión, que es como debe
atacarla un político: la existencia real (por mucho que
contradiga a la historia) de una voluntad secesionista
en varias regiones. Y esto no se resuelve con textos
de Estrabón.»
Manuel Azaña, Memorias políticas y de guerra, Tomo I,
Editorial Crítica, Barcelona, 2ª Ed., 1978.
Pocos, muy pocos escritores españoles, que unieran además una firme vocación política a su práctica intelectual, han formulado con tamaño acierto uno de los problemas que desde hace mucho, mucho tiempo, atenazan el porvenir de este país al que, todavía hoy, seguimos llamando España. Porque, como muy bien señala la observación del que fuera presidente de la Segunda República Española, la «raíz de la cuestión» con relación a determinadas nacionalidades que integran el territorio «español» no es otra, en efecto, que «la existencia real […] de una voluntad secesionista». Esa voluntad, en Cataluña, hoy es real, existe más allá del poderoso aparato de agitación y propaganda desplegado por el gobierno de Convergència i Unió (CiU) y secundado por la oposición que lidera Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), seguida muy de cerca por Iniciativa per Catalunya Verds – Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA) y por esa otra formación de nuevo cuño llamada Candidatura d’Unitat Popular (CUP). Ese aparato de propaganda ejerce una presión continua sobre la ciudadanía, es cierto; sin embargo, y por sí misma, esa campaña de agitprop no explica el sentimiento de repudio que se ha extendido, como una mancha de aceite y a lo largo de años, entre amplias capas de la población catalana; principalmente entre la pequeña burguesía rural y urbana, pero también entre las clases trabajadoras, y, sobre todo, entre la alta burguesía, cuyos intereses residen más bien en paraísos fiscales y en sociedades multinacionales, con las cuales operan en el concierto global de la moderna sociedad posindustrial, que en un marco español, cuya existencia es percibida como un obstáculo para su plena expansión.
Una radical alteridad
A Marcelino Martínez Lafuente, mi padre,
en el Xº aniversario de su muerte.
Muchos años después, recuerdo todavía su
visión certera de cuanto,
casi sin darnos cuenta, ya sucede.
La imagen, no por repetida, deja de ser cierta: cada año, miles de inmigrantes, desembarcan en nuestras costas con el firme propósito de hallar un lugar bajo el dorado sol de Europa. Las cámaras de televisión, invariablemente, nos muestran variantes distintas de una misma escena en la que los cadáveres, el dolor, la impotencia y el silencio son patrimonio exclusivo de quienes —no hace tantos años de ello—, precisamente por ser los desheredados de la Tierra, estaban llamados a transformar el mundo. En nuestros días ya no les queda ni esa esperanza siquiera. Sólo quieren sobrevivir en los suburbios de las grandes metrópolis o en las afueras de modernos polos de desarrollo agrícola que, como los de El Ejido o El Maresme, los acogen temporalmente para despellejarlos hasta la extenuación de sus fuerzas. Son —perdón por recordarlo— mano de obra barata que se mueve en condiciones infrahumanas. Sigue leyendo
Comunismo y nueva era
El presente trabajo, como así se indica más abajo, fue una respuesta al artículo publicado por Francisco Fernández Buey en el periódico El País, en su edición del 2 de Enero de 1996. Comoquiera que dicho artículo cosechó ésta y otras respuestas a cuestionamientos e intenciones que allí se expusieron con precisión y valentía, y comoquiera también que conociese a su autor desde la ya lejana época en que integrara la redacción de la revista Materiales, con Manuel Sacristán Luzón, María José Aubet, Antoni Domènech, y otros, sirvan las presentes líneas como un recuerdo emocionado de su importante labor docente y de su firme amistad, atenta y generosa siempre.
«No tengo más nostalgia que la de las fuerzas
perdidas en luchas que no podían sino ser
estériles. Me enseñaron que lo mejor y lo peor
se dan juntos en el hombre, se confunden a veces
—y que la corrupción de lo mejor es lo peor que hay…»
VÍCTOR SERGE. Memorias de un revolucionario.
-I-
Recientemente, un artículo (1) aparecido en El País, ha planteado, una vez más, la profunda crisis por la que atraviesa el movimiento comunista internacional. Su autor, Francisco Fernández Buey, ha tenido la valentía y la honradez necesarias para enfrentar tan espinoso asunto sin la hipocresía o la doblez que han caracterizado, y siguen distinguiendo todavía, a un sinfín de escritores que, hasta el momento, no han hecho otra cosa que repetir una sarta de lugares comunes cuando no han abundado, abierta y conscientemente, en falsificaciones históricas más o menos groseras.